El francés es una lengua romance, proveniente del latín, y es el idioma oficial de un total de 29 países, convirtiéndose así en el segundo idioma más hablado en cuanto a Estados se refiere. Asimismo, cuenta con casi 80 millones de hablantes nativos y goza de un gran prestigio e influencia en ámbitos como la cultura, la diplomacia o la economía, siendo además la segunda lengua más hablada en la Unión Europea después del inglés. No obstante, a pesar de que el francés sigue siendo una lengua de comunicación supranacional, en las últimas décadas ha ido perdiendo la posición privilegiada que ocupó en épocas pasadas. En el presente artículo analizaremos brevemente las causas de este declive.

El primer testimonio de la lengua francesa
En el año 842 se produjo en Europa un acontecimiento clave, la firma de los Juramentos de Estrasburgo, un acuerdo de ayuda mutua entre dos de los nietos de Carlomagno, Carlos el Calvo y Luis el Germánico, en contra de su hermano Lotario. No obstante, más de allá de su significación política, este acontecimiento histórico supone un hecho importantísimo desde el punto de vista cultural y lingüístico, y es que el Serment de Strasbourg es el primer documento escrito en lengua francesa.
La costumbre dictaba que este tipo de escritos habían de ser redactados en latín, lengua de cultura empleada por las élites europeas, sin embargo, para que el documento fuese comprendido por el común de la población, se decidió, por primera vez en la historia, escribirlo en dos de las lenguas más habladas del momento. Para que el documento llegase a los habitantes del Este del Imperio carolingio, se redactó en tudesco (in teudiscam linguam), lengua germánica occidental hablada por los francos, mientras que, para su comprensión en la parte occidental, se redactó en romance (in rusticam romanam linguam), una especie de protofrancés. A partir de este hecho, el francés fue consolidando su influencia en Europa.
El francés: lengua de cultura y poder en Europa
Los factores que influyeron en la afirmación del francés como lengua franca europea están estrechamente relacionados con la posición dominante de Francia en el continente; dicha preponderancia se fue consolidando progresivamente a lo largo de los siglos. El primer elemento a destacar es el importante peso demográfico y económico de Francia en el Viejo Continente. A excepción de Rusia, el país galo era el Estado más grande de Europa en la Edad Moderna, tanto en número de habitantes como en extensión.
Desde el punto de vista político, la familia real francesa supo garantizar su sucesión en el trono de forma continuada hasta el siglo XVIII, convirtiéndose en la dinastía más estable de Europa. De este modo, a medida que los integrantes de la realeza francesa contraían matrimonio con miembros de otras casas reales, el francés se iba extendiendo entre las élites europeas. Durante el reinado de Luis XIV (1643-1715) se produjo un auge de la política expansionista francesa en Europa, hecho que favoreció a que el francés se impusiese como lengua de la diplomacia. Además, a lo largo del siglo XVIII la corte de Versalles se convirtió en modelo para la vida aristocrática de la época, hasta el punto de que las élites europeas empezaron a utilizar el francés como seña de identidad. Este ‘afrancesamiento’ de las clases aristocráticas europeas aparece reflejado en la literatura, como en la novela de Tolstói Ana Karenina, donde podemos ver cómo la nobleza de San Petersburgo empleaba casi más el francés que el ruso como lengua de comunicación.
En el ámbito cultural y científico, Francia también representó un papel pionero: la época de la Ilustración atendió al surgimiento de un nuevo modelo de intelectual europeo que pensaba y se expresaba en francés. Después de la Revolución francesa de 1789, la influencia del francés se hizo aún más notable, pues Francia proveyó al resto de países europeos de los conceptos clave que forjaron el lenguaje del liberalismo y el nacionalismo. Además, los códigos legales franceses de la época revolucionaria sirvieron de modelo para el desarrollo del Derecho en otras naciones, lo que explica en buena medida la importancia actual del francés en el ámbito jurídico continental.
El declive del francés
A partir de la derrota de Francia en la guerra contra Prusia de 1870, se empezó a dudar de su supremacía política y cultural en Europa. No obstante, el francés aún se mantendría como lengua franca del continente, además de experimentar una notable expansión internacional vinculada al colonialismo.
Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial se hizo más notable el estancamiento del francés en el propio territorio europeo, cediendo paso a los valores de una cultura angloamericana en auge.
Pese a esta pérdida de protagonismo en favor del inglés, el francés sigue siendo una de las lenguas más influyentes, tanto a nivel europeo como a nivel global (sobre todo en los países integrantes de la Francophonie). Sin duda, hablar francés supone una clara ventaja competitiva a nivel laboral, y en FAST.txt somos muy conscientes de ello.
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Carlos Sánchez Luiz