La consideración sobre la existencia de un lenguaje originario común para la mayor parte de Europa y Asia es hoy en día una realidad prácticamente indiscutida. Desde una perspectiva extemporánea, no deja de resultar sorprendente el hecho de que pueblos a veces muy distanciados entre sí en el tiempo y el espacio se expresen en lenguas que presentan similitudes importantes, parecidos que no cabe explicar por meras coincidencias. En este sentido, el concepto de indoeuropeo surge como una denominación arbitraria y generalista que indica la reconstrucción de una lengua común a partir de las características compartidas por una misma familia lingüística, que abarca el conjunto de lenguas conocidas como ‘indoeuropeas’.
Lenguaje y realidad
Si hay un elemento del comportamiento humano que distingue a nuestra especie del resto de animales es, sin duda, la capacidad de emplear un lenguaje articulado. Lo humano surge, en la historia evolutiva del linaje homínido al que pertenecemos, al surgir el lenguaje. Asimismo, existe una relación intrínseca entre lenguaje y realidad, pues el lenguaje es el instrumento que nos permite interpretar la realidad a través de la elaboración de conceptos. Cuando un niño aprende a hablar, no solo está adquiriendo un medio de comunicación con sus semejantes, sino que el lenguaje le capacita para interpretar la realidad que le rodea. La lengua contiene, además, una visión del mundo que refleja la cultura y la mentalidad colectiva de un pueblo o comunidad. Luego puede afirmarse que si conociéramos la lengua de un pueblo, aunque nada más se sepa de él, estaría a nuestro alcance una buena parte de sus opiniones, creencias y concepciones. Es lógico, por tanto, que el origen del lenguaje haya venido suscitando el interés de los hombres desde muy antiguo.

La reconstrucción del indoeuropeo
El descubrimiento del parentesco existente entre las lenguas indoeuropeas está estrechamente relacionado con los avances que se produjeron en el campo de la lingüística comparada durante el siglo XIX. A finales del siglo XVIII, ya se había descubierto que el sánscrito, lengua sagrada de la antigua India, compartía elementos comunes con el latín, el griego y otras lenguas europeas, hecho que contribuyó a que se postulara la idea sobre la posible existencia de una lengua madre. Por otro lado, el siglo XIX fue testigo de la aplicación de la metodología científica al estudio del lenguaje: el éxito de la perspectiva positivista en las ciencias naturales llevó a los denominados ‘neogramáticos’ a reconstruir una protolengua (el indoeuropeo) a partir de la coherencia del cambio lingüístico. El grado de parentesco apreciable entre las distintas lenguas descartó la teoría del préstamo, pues existía una correspondencia sistemática de los fonemas. Obsérvese la tabla de correspondencias:
Griego | πατήρ / πούς (*ποδ-ς) | καρδία |
Latín | pater / pes (* ped-s) | cor (cor-d) |
Antiguo indio | pitar / – | – |
Inglés | father / foot | heart |
Alemán | Vater / Fuß | Herz |
| Caso 1: la oclusiva labial sorda /p/ fricativiza en las lenguas germánicas /f/ | Caso 2: en las lenguas germánicas se ha producido una aspiración de la oclusiva velar sorda /c/ > /h/ |
No obstante, es importante destacar que el estudio del indoeuropeo está totalmente determinado por el hecho de ser una lengua reconstruida. Se trata, en suma, de remontarse hacia atrás en el tiempo en busca de puntos de confluencia atribuibles a la protolengua a través de la comparación de los hechos apreciables en las lenguas derivadas del tronco común. El indoeuropeo es, por tanto, una lengua prehistórica, pues no existen documentos escritos que atestigüen su existencia.
Asimismo, se ha establecido una división entre dos grandes grupos dentro de la familia lingüística indoeuropea: una rama occidental, que incluye las familias de lenguas ítalo-celta, griega y germánica (entre otras), y una rama oriental, que abarca las familias baltoeslava, indoirania, etc. Estas habrían continuado subdividiéndose, dando lugar a otra serie de lenguas, entre las que se encontraría el latín, que, a su vez, acabó fragmentándose en las lenguas romances.
Contexto cultural del pueblo indoeuropeo
A través de las pruebas lingüísticas, se ha establecido un posible núcleo originario para los primitivos indoeuropeos en las estepas de Rusia y Ucrania, desde donde se habrían producido migraciones sucesivas en distintas direcciones. En esta región existió en torno al III milenio a. C. la llamada “cultura de los kurganes”, excavada por la arqueóloga lituana Marija Gimbutas y a la que muchos vinculan con el pueblo indoeuropeo.
En lo que a los indoeuropeos se refiere, no hay palabras comunes referidas a estructuras estatales o que denoten una organización social compleja, por lo que no parece que se tratara de una sociedad jerarquizada asociada a un gran poder político. Por el contrario, sí son comunes a las lenguas indoeuropeas las palabras referidas a la familia, por lo que es muy probable que se organizaran en tribus patriarcales.
Carlos Sánchez Luis