Los orígenes de la interpretación como profesión
Ciertamente, sería un tanto absurdo intentar remontarse en el tiempo para fijar una fecha que nos sirviera como hito para establecer el nacimiento de la interpretación en sí, pues la figura del intérprete existe desde el momento mismo en el que se produce un proceso de intermediación cultural. Por ello, cuando hablamos del origen de la interpretación simultánea, nos estamos refiriendo a la sistematización del proceso que demanda la labor del mediador lingüístico para transmitir un mensaje de una lengua a otra en tiempo real. En este sentido, el desarrollo de los sistemas de interpretación simultánea ha estado estrechamente ligado a la historia de las relaciones internacionales contemporáneas.
La necesidad de la interpretación en los grandes eventos se hizo patente después de la Primera Guerra Mundial, concretamente en la Conferencia de París del año 1919. Hasta ese momento, el francés había sido la lingua franca por excelencia, por lo que su uso era preferente a la hora de tratar las cuestiones internacionales en el marco europeo; sin embargo, la posición preminente alcanzada por Estados Unidos después de la Gran Guerra llevó a que el inglés empezara a compartir el mismo estatus que el francés como lengua de la diplomacia. Así, el nacimiento de organizaciones supranacionales como la Sociedad de Naciones, el Tribunal Internacional de Justicia o la Organización Internacional del Trabajo puso de relieve la necesidad de contar con intérpretes especializados que asistieran a las reuniones de los grandes mandatarios para posibilitar una comunicación fluida. Por tanto, es en este contexto donde surge la figura del intérprete profesional, pues hasta el momento los llamados ‘intérpretes’ habían sido expertos en otras materias que por un motivo u otro conocían varias lenguas y eran capaces de actuar como intermediarios, aunque su labor no se concibiera como una profesión concreta.
Con todo, cabe destacar un hecho importante, y es que la interpretación que se daba en los organismos internacionales del período de entreguerras no era como tal ‘simultánea’, sino que los funcionarios intérpretes se dedicaban a la escucha activa de largos segmentos de discurso, durante los cuales solían tomar notas, para después repetir lo que el orador había dicho en la lengua de origen. A esto se le conoce como ‘interpretación consecutiva’. Habría que esperar a después de la Segunda Guerra Mundial para el desarrollo de la interpretación simultánea como proceso comunicativo a gran escala. A este respecto, los juicios de Núremberg suelen ser reconocidos como un momento crucial en la historia de la interpretación, pues es en este contexto cuando se produce el paso de la modalidad consecutiva predominante a la modalidad simultánea.
Los juicios de Núremberg y el nacimiento de la interpretación simultánea
Los procesos de Núremberg (Nürnberger Prozesse) fueron un conjunto de acciones judiciales llevadas a cabo por iniciativa de las naciones aliadas entre 1945 y 1946 con el objetivo de sancionar las responsabilidades de los dirigentes y colaboradores nazis en los distintos crímenes de lesa humanidad cometidos en nombre del Tercer Reich. Este importante acontecimiento planteó la necesidad de diseñar un complejo sistema que permitiera la interpretación en cuatro lenguas: inglés, alemán, francés y ruso. Todos los participantes empleaban auriculares y debían dirigirse hacia los micrófonos que se habían instalado en la sala; por su parte, los intérpretes se localizaban en cabinas muy próximas al lugar de los acusados, donde desarrollaban su labor interpretativa. Muchos de los intérpretes contratados jamás se habían tenido que enfrentar a un proceso de comunicación simultánea, y menos aún a una velocidad tan vertiginosa, por lo que tuvieron que aprender a desenvolverse en esta modalidad en los días previos al comienzo de los juicios.
Por otra parte, al multilingüismo característico de los procesos de Núremberg se añadían dos dificultades más para los intérpretes: por un lado, el hecho de reunir diferentes tradiciones, culturas y sistemas jurídicos en un mismo espacio, y, por otro, la necesidad de acuñar términos nuevos para unas realidades espantosas que jamás se habían visto antes, con el impacto emocional que ello acarreaba.
Sin lugar a dudas, Núremberg tuvo una significación especial para la profesión interpretativa. En primer lugar, los juicios alteraron de manera sustancial la idea que se tenía acerca del multilingüismo, pues los servicios de interpretación ya no se limitaban a relaciones bilingües, como había ocurrido hasta entonces. Además, ya no era requisito imprescindible tener que esperar para escuchar lo que se enunciaba en otro idioma, sino que se podía hacer de manera instantánea, lo que dio lugar a una rapidez en la transmisión de la información nunca antes conocida. Es a partir del proceso de Núremberg cuando realmente empieza a generalizarse la profesión de intérprete, y una buena muestra de ello es el nacimiento de la Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencias (AIIC) en el año 1953.
La interpretación simultánea hoy
Actualmente, los intérpretes juegan un papel decisivo en el ámbito internacional, pues son ellos lo que permiten establecer un vínculo de comunicación fluida en el seno de las organizaciones supranacionales, como es el caso de la Unión Europea (UE) o la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que son las principales proveedoras de empleo en el sector de la interpretación a nivel global. Por norma general, los intérpretes profesionales desempeñan su labor en la propia sala de conferencias o en las cabinas fijas o móviles habilitadas para tal efecto, y el número de intérpretes varía en función de las lenguas de trabajo que tenga cada organización internacional.
A este respecto, las instituciones europeas ofrecen un interesante abanico de posibilidades laborales a todos aquellos profesionales provenientes del mundo de la interpretación. La oportunidad de desarrollar una carrera profesional como intérprete en los organismos europeos se materializa a través de dos vías, es decir, que existen dos modelos de contratación diferentes: por un lado, los intérpretes independientes (freelance), cuyos servicios son solicitados para eventos puntuales en el transcurso del año, y, por otro, los intérpretes funcionarios, que han pasado un concurso de oposición y desempeñan su oficio de manera ininterrumpida.
Respecto al primer grupo, es preciso señalar que, actualmente, la Unión Europea está especialmente interesada en contratar intérpretes que trabajen con alguna de las lenguas de los Estados que se han incorporado recientemente, como pueden ser el búlgaro, el rumano o el croata, o bien de aquellos países que están tramitando su proceso de adhesión, como, por ejemplo, el turco. Asimismo, son altamente demandados idiomas como el árabe, el japonés o el chino, debido al peso que tienen estas lenguas en la economía internacional. Para trabajar como intérprete freelance en las instituciones europeas es necesario aprobar una prueba interinstitucional, además de reunir una serie de requisitos, como disponer de un título universitario oficial.
En relación con el segundo grupo, el de los intérpretes funcionarios, a este cargo únicamente se puede acceder a través de un concurso de oposición convocado por la Unión Europea, que publica los puestos vacantes a través de la Oficina de Selección de Personal de las Comunidades Europeas (EPSO, por sus siglas en inglés). Algunos organismos europeos que cuentan con un servicio de interpretación propio son la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Tribunal de Justicia Europeo o el Tribunal de Cuentas.
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Carlos Sánchez Luis